Publicado el 15 de Octubre de 2006
Capadocia, la unión del hombre con el terreno. Texto y fotografías de Pablo S. Torras/ Country Sessions.


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Seguramente Capadocia sea uno de los destinos más emblemáticos de Turquía. Situada en Anatolia, en ella confluyen varias circunstancias que la convierten en centro histórico y patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO.

Geológicamente esta formada por una tierra blanda consecuencia de la lava de los volcanes que dieron lugar a las características formas cónicas de su paisaje, que los campesinos llamaron chimeneas de hadas, y a que la naturaleza blanda del terreno permitiera que en ella se pudieran excavar desde pequeñas cuevas a modo de viviendas, hasta verdaderas ciudades subterráneas. Algunas de estas cuevas, cuando dejaron de estar habitadas, se utilizaron como palomares para la fabricación de abono en base de sus excrementos.. Es el caso de Güvercinlik y Uchisar. Recientemente las cuevas están volviéndose a utilizar como hoteles con encanto para el turismo rural.


Históricamente, el estar situada en una zona de conexión entre varias culturas hace que tenga una tradición cultural milenaria. El nombre de Kapadokiya significa el país de los hermosos caballos. Es irónico este nombre cuando a los turistas se prepara un camello para hacerse la típica foto de recuerdo. Pero en realidad los turcos tienen a gala el haber sido los inventores del estribo en los caballos como sistema para subirse rápidamente en caso de ataque. Estar en una zona de paso tiene la ventaja de haber sido una zona rica en comercio e intercambio cultural, pero también tiene la contrapartida de las invasiones. Uno de los mejores sistemas de defensa es quitarse de en medio, y ya que el terreno lo permite lo mejor es construirse ciudades subterráneas

Un ejemplo de éstas son Kaymakli yDerinkuyu. Pueden llegar a tener 8/9 niveles y unos 45 metros de profundidad. Todavía no están explorados los varios kilómetros de largo que llega a alcanzar. En ellas hay todo un sistema de intendencia para aguantar asedios prolongados en el tiempo, albergando sitio para el ganado, pozos, chimeneas de ventilación y un intricado sistema de túneles y compuertas circulares que permitían atacar y volver a desaparecer rápidamente, ante los ojos de sus enemigos.

El que religiosamente Turquía sea un país laico, pero mayoritariamente islámico, no quita que esta región tenga un especial interés para la cristiandad. Aquí habitó una de las más importantes comunidades de los primeros tiempos del cristianismo, y se cuenta que S. Pablo la visitó en 3

ocasiones. En el Museo Natural de Göreme, las iglesias, como era también de esperar, también están excavadas en roca y en sus murales se puede ver la evolución del arte desde el más sencillo hasta pinturas que no tiene nada que envidiar al resto de las iglesias cristianas de la época medieval.

Desafortunadamente el periodo iconoclasta Bizantino tuvo sus consecuencias en algunas imágenes.Como toda zona turística, no podían faltar los productos artesanos. Son especialmente destacables la utilización de onix en joyería y el elaborado tallado de las pipas. Igualmente es obligado asistir a las tradiconales danzas de la zona y la danza del vientre, que aunque su origen esté en Egipto, ellos afirman que son actualmente las mejores en esta especialidad.

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