Cuando
recibí la llamada de Javier invitándome a la salida de
los Country a Alfaro reconozco que me sentí un poco abrumado.
Qué pinta un aficionadillo como yo entre estos máquinas
pensé en voz alta.
Enseguida
Javier se encargó de disipar mis dudas porque ante todo se trataba
de pasarlo bien y compartir nuestra afición. Y aunque este hecho
no puede ocultar la calidad técnica y la sapiencia de este fenomenal
grupo de fotógrafos, lo que realmente les mueve, y así
pude constatarlo, son sus ganas de disfrutar de la fotografía
y de la naturaleza entre verdaderos amigos.
Reunidos alrededor de unas botellas de excelente Merlot, hablando de
lo humano y lo divino (sobre todo del vino) planificamos unas jornadas
llenas de oportunidades para hacer fotos, aprender de consumados maestros
y sobre todo, no parar de reírnos.
Hubo tiempo para las cigüeñas y para las orquídeas,
para disfrutar de un eclipse de luna coreado por móviles y mochuelos
ente castillos de arena y estrellas fugaces y para descubrir las huellas
de piedra de dinosaurios feroces de cartón piedra. Pero ante
todo, hubo ocasión de disfrutar esa sensación impagable
de estar rodeado de gente afín que aún conserva la ilusión
de captar la belleza de lo que nos rodea y que se divierte haciéndolo
y compartiendo con generosidad y alegría sus experiencias. Eso
por no hablar del condumio que nos apañamos para recuperar fuerzas.
En fin, un verdadero honor y un privilegio haber compartido este inolvidable
fin de semana con la gente de Country Sessions. Javier, Armando, Pablo,
Carlos, Eduardo y Ángel, gracias por ser como sois y por haberlo
hecho posible. Nos vemos en los bares. Un abrazo amigos.